Esta idea tan permisiva del concepto de arte puede que sea para mi la justificación perfecta para confesar mi profunda incomprensión hacia la obra de la artista británica Tracey Emin, que tan alabada ha sido y sigue siendo, por nombres como Saatchi o Jay Jopling de la archiconocida White Cube Gallery. También participó en la exposición para el Turner Prize en 1999, así como sus obras se exponen en los museos más importantes del mundo...
¿A todo esto que puede decir una simple ardilla? Pues posiblemente estaría mejor trepando por los árboles, pero el fenómeno Emin me quita hasta las ganas de seguir buscando nueces. No entiendo el valor que se le dan a sus obras sencillamente porque sean autobiográficas y cuenten un pasado, en ocasiones turbio y en ocasiones, lo siento, pero estúpido. Su famosa cama llena de botellas de alcohol y condones no le da derecho a llamarse artista. De verdad que no quiero llegar a los típicos comentarios simplistas de "eso lo haría yo", porque creo que es una frase que sale sin esfuerzo cuando uno se encuentra detrás de la barrera...pero, la influecia de Edvard Munch y Egon Schiele está en la mayoría de los artistas del S.XX y las obras autobiográficas tampoco son un descubrimiento de Tracey Emin, es una base innata en la mayoría de los artistas, llevada a diferentes niveles.
Aquí tenemos otra de las posibles definiciones de Arte Contemporáneo...lo extremo (es decir, lo fácil).
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